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Ser católico

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4 min readAug 14, 2024
Basílica de Nuestra Señora del Pilar

Ser Católico y Buscar la Verdad: Un Camino de Fe y Razón

En el corazón de la fe católica late un profundo deseo de verdad. Para el católico, la búsqueda de la verdad no es solo un ejercicio intelectual, sino una vocación que abarca toda la existencia. Esta búsqueda, aunque llena de desafíos, ofrece una vida rica en propósito y significado, ya que conduce al encuentro con Dios, quien es la Verdad misma.

La Verdad como Fundamento de la Fe

Desde sus primeros momentos, el cristianismo se ha presentado como una religión enraizada en la verdad. Jesús, en el Evangelio de Juan, se describe a sí mismo como “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Este pasaje no es solo una declaración de su identidad, sino una invitación a sus seguidores a embarcarse en un viaje hacia la verdad. Para el católico, esta verdad no es relativa ni maleable según las circunstancias, sino que es absoluta y trascendental, un reflejo de la naturaleza misma de Dios.

La Iglesia Católica, a lo largo de su historia, ha defendido esta visión de la verdad. Los Padres de la Iglesia, teólogos y doctores han subrayado que la verdad no es una construcción humana, sino una realidad objetiva que se nos revela a través de la creación, las Escrituras y, de manera suprema, en la persona de Jesucristo. Esta revelación divina es la brújula que guía la vida del católico, orientándolo en su peregrinación terrenal hacia la eternidad.

La Fe y la Razón: Compañeras en la Búsqueda

Uno de los grandes aportes del catolicismo al pensamiento humano es la enseñanza de que la fe y la razón no solo no están en conflicto, sino que se complementan mutuamente. Esta idea se encuentra en el corazón de la enseñanza de Santo Tomás de Aquino, quien afirmó que la verdad es una sola, y tanto la fe como la razón son caminos legítimos para llegar a ella.

Para el católico, la razón es un don de Dios, una herramienta poderosa que nos permite explorar el mundo, descubrir sus leyes y maravillarnos ante su belleza. Sin embargo, la razón por sí sola no es suficiente para alcanzar las verdades más profundas de la existencia. Es aquí donde entra la fe, no como un sustituto de la razón, sino como una luz que ilumina más allá de los límites de la comprensión humana.

Esta relación entre fe y razón se ve reflejada en la vida diaria del católico. En la educación, en la ciencia, en la ética, el católico busca no solo comprender el mundo, sino también discernir su sentido último, un sentido que encuentra su plenitud en Dios. Así, la búsqueda de la verdad se convierte en una aventura que abarca tanto el conocimiento intelectual como la experiencia espiritual.

La Verdad en un Mundo Relativista

Vivimos en una época donde la noción de verdad absoluta es desafiada por una cultura que a menudo abraza el relativismo. Este relativismo sostiene que la verdad es subjetiva, moldeada por las percepciones individuales y las circunstancias sociales. Sin embargo, para el católico, esta visión es insuficiente y, en última instancia, engañosa.

El relativismo, al negar la existencia de una verdad objetiva, lleva a una fragmentación del conocimiento y a una pérdida de sentido. Sin un fundamento sólido, las personas pueden sentirse desorientadas y vulnerables a la manipulación. El católico, por el contrario, cree que la verdad es accesible y que, al buscarla, uno se acerca a la plenitud de la vida.

La Iglesia Católica, en su misión de evangelización, invita a todos a redescubrir la verdad. A través de su doctrina, sus sacramentos y su vida comunitaria, la Iglesia ofrece una visión del mundo que es coherente, significativa y profundamente humana. En un mundo marcado por la incertidumbre, el católico se esfuerza por ser un testigo de la verdad, viviendo su fe de manera auténtica y compartiendo con otros la esperanza que esta verdad ofrece.

La Verdad como Camino de Amor

Finalmente, es crucial recordar que para el católico, la verdad no es un concepto frío o abstracto, sino una realidad viva y personal. Dios es la Verdad, y Dios es Amor (1 Juan 4:8). Por lo tanto, la búsqueda de la verdad es también una búsqueda del amor. El católico sabe que al acercarse a la verdad, se acerca al corazón de Dios, y este encuentro transforma su vida, llenándola de amor, compasión y justicia.

La búsqueda de la verdad, entonces, es una vocación que trasciende la mera comprensión intelectual. Es un llamado a vivir en comunión con Dios y con los demás, construyendo una vida que refleje la luz de la verdad y el calor del amor divino. En un mundo sediento de sentido, el católico está llamado a ser un faro de verdad y amor, guiando a otros hacia el encuentro con la plenitud de la vida en Dios.

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